No es una percepción sin fundamento. Sí: los precios de los coches nuevos siguen al alza. Un automóvil recién salido de fábrica es hoy mucho más caro que hace cinco años. Y lo mismo sucede con los de segunda mano. Su coste también se ha incrementado notablemente y en ambos casos lo ha hecho muy por encima del IPC.
En este artículo vamos a realizar una breve sinopsis sobre cómo ha sido la evolución del precio de los coches y analizaremos cuáles han sido los factores que hacen que cada vez sea más complicado comprar coches nuevos baratos.
El precio de los coches nuevos, al alza
Nada más y nada menos que de más del 40%. Esa ha sido la magnitud de la subida de precios de los automóviles nuevos en estos últimos cinco años.
Esa subida, muy superior a la del Índice de Precios al Consumo (que ha sido del 15,3%), no se ha producido única y exclusivamente en el nicho de los automóviles de lujo, también se ha producido, y de manera especial, en los vehículos más económicos.
Si, por ejemplo, un Dacia Sandero costaba en 2018 la suma de 8.035 euros (en su versión más barata y con el descuento oficial de la marca), en 2023, en las mismas condiciones, el precio de este modelo asciende a los 13.040 euros. Es decir: cinco mil euros más.
Las subidas han sido especialmente significativas en los motores de combustión tradicionales, siendo más contenidas en los vehículos híbridos e incluso en los eléctricos. Éstos, pese al notable incremnto del último año, son más baratos que en 2018.
Motivos del incremento de precios de los coches nuevos
Si tuviéramos que explicar cuáles son los motivos de la subida del precio de los coches recién salidos de fábricas apuntaríamos a la confluencia de una serie de factores. Esos factores serían principalmente los siguientes:
- La propia inflación y, con ella, el incremento del precio de los distintos componentes del automóvil.
- Las penalizaciones de la Unión Europea (UE) por emisiones de CO2.
- La crisis de los microchips y los semiconductores.
- El mayor nivel de equipamiento y, por tanto, de la complejidad técnica de los vehículos, sobre todo en aspectos relacionados con la seguridad tanto del conductor como del resto de ocupantes de un vehículo.
Como hemos señalado, el factor de la normativa europea sobre emisiones contaminantes de los vehículos ha influido directamente y de manera muy importante sobre los precios de los coches.
Uno de los objetivos medioambientales de la UE es el de reducir las cifras de hidrocarburos, de monóxido de carbono y de óxido de nitrógeno y partículas. Para poder conseguir eso, los fabricantes tuvieron que realizar muy grandes inversiones para conseguir que sus motores diesel continuaran siendo competitivos.
La normativa europea se hizo más dura tras el Dieselgate. Con ese nombre se conoce el escándalo derivado de descubrir que Volkswagen había utilizado el software de sus vehículos para falsear pruebas de laboratorio y dar datos falsos sobre sus emisiones.
Para que pudieran hacer frente a todas esas inversiones, el Banco Europeo de Inversiones realizó préstamos a los fabricantes de automóviles. Esos préstamos, que llegaron a superar los 20.000 millones de euros, han acabado presionado al alza el precio de los automóviles recién salidos de fábricas.
Subida de precios de los coches de segunda mano
Pero no solo los coches nuevos han visto cómo se incrementaba su precio. También los vehículos de segunda mano son más caros de lo que eran.
El motivo principal que hace que el turismo de ocasión sea también más caro tiene que ver con la ley de la oferta y la demanda. Ésta dice que a menor oferta y mayor demanda, los precios se incrementan. Y eso es precisamente lo que sucede en el mercado del automóvil de segunda mano.
El incremento de los tiempos de espera y del precio de los automóviles nuevos ha incrementado la demanda de automóviles de ocasión. Esto, combinado con la escasez de oferta en los tramos más jóvenes de vehículos, ha impulsado al alza el precio de este tipo de productos.
A este factor hay que sumar otro muy importante. La inminente creación de las Zonas de Bajas Emisiones en ciudades de más de 50.000 habitantes ha hecho que se revaloricen los vehículos usados dotados de la pegatina ‘ECO’ o ‘Cero emisiones’.