Si hay un templo alemán digno de figurar en todas las guías turísticas de Alemania, ése es el de la Catedral de Colonia. Por eso, sin duda, es el monumento más visitado del país por encima de lugares de tanto atractivo turístico la catedral de Berlín o el Reichstag.

Ubicada a orillas del Rin, esta fastuosa catedral gótica es la más grande en su estilo en el norte de Europa. Poderla contemplar es, en gran medida, resultado de un afortunado azar: estando ubicada en la cuarta ciudad más poblada de Alemania, esta catedral fue bombardeada hasta en 14 ocasiones durante la Segunda Guerra Mundial. A pesar de ello, la estructura del templo resultó indemne. Eso sí: los intensos bombardeos destruyeron muchos vitrales y dañaron la base de la torre izquierda.

Historia de la catedral de Colonia

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996, la Catedral de Colonia empezó a construirse en 1248 y no fue finalizada hasta 632 años después, en 1880.

¿Por qué se tardó tanto en construir esta joya del arte gótico? Principalmente, por falta de fondos y, en algunas fases, por falta de interés durante muchas décadas. De hecho, tuvo que llegar el Romanticismo (tan importante en Alemania) y su interés por el pasado y, en especial, por la Edad Media, para que la catedral volviera a convertirse en un anhelo de la ciudad alemana en particular y de toda Alemania, con su emperador a la cabeza, en general.

Dibujo de la catedral de Colonia

En 1842, Federico Guillermo IV de Prusia colocó la primera piedra de construcción de la obra. El florón cruciforme de la torre meridional, última piedra de la catedral, fue colocado, finalmente, en 1880, en una ceremonia presidida por el kaiser Guillermo I.

Con una longitud de 144 m y un ancho de 86, este monumento tiene una altura de casi 158 metros y ocupa un área de casi ocho mil metros cuadrados.

Sus medidas son excepcionales, pero lo que lo convierte en un monumento de inevitable visita es la bella armonía del conjunto y la estilizada figura de sus torres. Éstas albergan en su interior once campanas. Cuatro de esas campanas son de la época medieval.

La Catedral de Colonia consta de cinco naves. La central, alta y estrecha, confiere al templo un carácter único y le proporciona una fuerte sensación de verticalidad.

Quien visita su parte exterior puede verse sorprendido por la gran presencia de contrafuertes, arbotantes y pináculos. Las elevadas agujas caladas que se contemplan en el exterior, al igual que la existencia de cinco naves, son detalles arquitectónicos de inspiración francesa.

Tesoros de la catedral

Entre las reliquias religiosas que atesora la catedral existe un relicario que, según afirma la tradición, contienen los restos mortales de los tres Reyes Magos. Según dicha tradición, los restos mortales de los Magos fueron entregado a la Iglesia de Colonia, en 1164, por Federico I de Hohenstaufen (conocido popularmente como Barbarroja), emperador del Sacro Imperio Romano Germánico tras haber conquistado Milán.

Interior de la catedral de Colonia

Para honrar los huesos de los tres Magos se encargó la construcción del valioso relicario a un famoso orfebre de la época. Dicho relicario se guardó en una iglesia de 95 metros de longitud y dos coros que fue el antecedente directo de la actual catedral.

La presencia de dichas reliquias hizo de este templo un importante centro de peregrinación, motivo que justificó el deseo de construir un nuevo edificio, más acorde a tan insignes reliquias.

Relicario de los reyes magos

En la actualidad, la Catedral de Colonia está sometida a un proceso constante de reparación. La contaminación atmosférica, al igual que las múltiples palomas presentes en la ciudad alemana, afectan especialmente a uno de los tres tipos de piedras con las que está realizada la catedral.

Quien visita este templo puede hacerlo de manera gratuita y siempre que no se esté celebrando algún tipo de ceremonia religiosa. Sólo quien decida visitar la Cámara del Tesoro de la Catedral o ascender a una de sus torres deberá pagar una entrada.

Quien realice esta segunda visita podrá disfrutar no solo de unas espectaculares vistas de la ciudad, sino también de la contemplación de múltiples detalles arquitectónicos de la catedral. Eso sí: contemplar de cerca tanto las agujas como las esculturas de las torres, así como poder ver la parte superior de las naves, solo será posible tras ascender 553 peldaños, muchos de ellos ubicados dentro de una estrecha escalera de caracol.