Cien kilómetros al sur de Múnich, cerca de la frontera austríaca, al igual que el Castillo de Neuschwanstein, se encuentra uno de los pueblos más bonitos de Alemania: Mittenwald

Mittenwald, en alemán, significa “en medio del bosque”. La expresión nos dice bien a las claras cómo son las tierras que rodean a este pueblo de Baviera. Quien lo visite quedará maravillado con la inolvidable imagen de un amplio puñado de casas pintadas con ilustraciones que parecen de cuento.

Durante la Edad Media, este bello pueblo alemán ocupó un lugar estratégico en las rutas comerciales europeas. La localidad era punto de parada de los transportistas de mercancías que viajaban entre Venecia y la ciudad austríaca de Innsbruck.

Cuando los transportistas llegaban a Mittenwald, las mercancías que transportaban eran colocadas en balsas para, así, transportarlas a través del río Isar hasta Múnich. Durante los siglos XVI y XVII, la población se convirtió también en punto de paso de lo que se dio en llamar “el camino español”.

A partir del siglo XVII se produjo un cambio importante en las rutas internacionales y Mittenwald dejó de ocupar un lugar privilegiado en ellas. Esto ocasionó la ruina de más de una familia y abrió paso a un tiempo de decadencia económica.

Violines en Mittenwald

La localidad salió de la decadencia gracias a los violines. Matthias Klotz, hijo de un granjero, emigró de su pueblo para buscar un medio con el que ganarse la vida. Lo encontró en Cremona.

Museo de violines de Mittenwald

Fue en ese pueblo italiano donde Matthias Klotz estudió, junto a Antoni Stradivari, con Nicoli Amati. Amati fue el gran desarrollador del violín moderno.

Tras 20 años de fabricar violines en Cremona, Matthias Klotz regresó a su pueblo para enseñar a sus hermanos y amigos a fabricar este instrumento musical.

Pocos años después, la mayor parte de los hombres de Mittenwald sabían construir violines con la madera de los árboles de los bosques vecinos. No transcurriría demasiado tiempo para que la población a la que dedicamos este texto fuera conocida como “la villa de los mil violines”. Tanto prestigio adquirieron los violines fabricados en Mittenwald que se dice que hasta Mozart tocó uno de los instrumentos elaborados en esta villa bávara.

Casas de estilo alpino

Al ser un punto importante en las rutas comerciales durante varios siglos, este pequeño pueblo alemán gozó de relativa prosperidad durante bastante tiempo. Eso ha quedado reflejado en la Obermarkt, la calle principal del pueblo. Esta calle es la que posee las mejores edificaciones, una serie de casas tradicionales bávaras que lucen vistosos frontones y llamativos frescos.

Las viviendas de Mittenwald son casas de estilo alpino. Sus balcones de madera tallados con macetas repletas de flores y sus fachadas con aleros dan a este pueblo bávaro una imagen muy personal y pintoresca. A los frescos que adornan sus fachadas les llaman Lüftlmalerei y son frescos característicos de la Alta Baviera. La mayor parte de estas pinturas datan del siglo XVIII y son muy parecidas a los frescos barrocos que adornan muchas iglesias del sur de Alemania.

En los frescos que adornan las fachadas de las casas de Mittenwald pueden contemplarse historias relativas a la casa que los luce. En ellos se observan escenas de la vida cotidiana e imágenes que remiten al simbolismo cristiano.

Mural Mittenwald

Talleres y fábricas de violines

Como se puede imaginar, el violín ocupa un lugar central en el paisaje de esta localidad bávara. Talleres de artesanos, tallas de madera adornando las calles, violines formando parte de los frescos, concursos de construcciones de violines…

Mittenwald también posee una afamada escuela de formación profesional para aprender el oficio de constructor de instrumentos de cuerda: la Geigensbauschule de Mittenwald. Violas y cellos se han sumado a los violines para convertir esta población en uno de los lugares de referencia mundiales en la fabricación de instrumentos de cuerda.

Quien visite la ciudad y desee saber algo más sobre cómo se fabrican los violines, deberá visitar el Geigenbaumuseum. En este museo puede contemplarse un taller y una exposición sobre la historia de los violines y de otros instrumentos de cuerda. Fundado en 1930, este museo ocupa una de las casas más antiguas de la población.

Otro de los lugares que pueden visitarse en la localidad es la iglesia de San Pedro y San Pablo. Con una torre barroca pintada, este templo fue construido en el siglo XVIII. Los coloridos frescos del interior de la iglesia fueron diseñados por el artista natural de Augsburgo Matthäus Günther.

Mittenwald

En Mittenwald puede encontrarse una amplia variedad de restaurantes y una excelente oferta de hoteles, lo que demuestra el carácter turístico del pueblo. Por sus calles pueden contemplarse muchos lugareños vestidos con la vestimenta propia de los bávaros: pantalones cortos de cuero, chaquetas de lana y sombreros emplumados.

Excursiones desde Mittenwald

Esta localidad bávara está ubicada a los pies de dos macizos, el de Kranzberg y el de Karwendel. Esto convierte a esta bella villa en un punto de partida ideal para iniciar excursiones y rutas de senderismo.

Entre las excursiones que pueden hacer los amantes de la naturaleza que visiten esta población figuran adentrarse en los frondosos bosques que la rodean o subir en teleférico al Karwendel. El Karwendel, con 2.384 metros de altura, es el pico más alto de esta zona de Baviera.

Karwendel

En la cima del Karwendel se puede encontrar un restaurante y un museo. Este museo, que tiene forma de telescopio gigante, está dedicado al hábitat de alta montaña y permite conocer mejor su flora y fauna. Desde aquí pueden realizarse excursiones a muchos lagos.

Los amantes del esquí pueden encontrar una razón muy tentadora para visitar Mittenwald. En esta zona montañosa se halla la mítica Dammkar, la ruta de esquí más larga que puede encontrarse en Alemania. La Dammkar consta de siete kilómetros de descenso.

A la cima del Kranzberg puede ascenderse, tanto en invierno como en verano, en telesilla. El Kranzberg tiene 1.200 m de altitud y desde su cima se puede bajar caminando para visitar un pequeño lago y una ermita ubicada en mitad del bosque. Este camino para descender del Kranzberg se convierte en invierno en pistas de esquí nórdico.