Nadie que visite Múnich puede excusar una visita al Palacio de Nymphenburg, edificación que fue en su tiempo la residencia de verano de los Wittlesbacher, la familia real de Baviera. Pese a su nombre, este edificio, que recibe también el nombre de Palacio de las Ninfas, es un complejo de edificios que, ubicado en pleno casco urbano de Múnich, alberga en la actualidad diversos museos y tiene a sus pies un magnífico e inmenso jardín de inspiración inglesa y salpicado de varios pabellones.

De entre los atractivos turísticos del Múnich, este complejo palaciego es uno de los más visitados. No en vano, las cifras oficiales hablan de unos 300.000 visitantes anuales.

En este artículo vamos a hablaros de la historia de su construcción y vamos a resaltar los elementos más destacados del complejo palaciego.

Construcción del Palacio de Nymphenburg

El elemento central del complejo fue inaugurado alrededor de 1680. Su autor, el arquitecto italiano Agostino Barelli, recibió el encargo de parte del príncipe elector de Baviera, Fernando María, y de su esposa Enriqueta Adelaida de Saboya. Para diseñar el palacio, Barelli se inspiró en una villa que, años atrás y con forma de cubo, se había diseñado para la familia real de Saboya.

El primer príncipe bávaro encargado de reformar y ampliar la villa fue Maximiliano II Manuel, hijo de Fernando María y de Enriqueta Adelaida.

Fue a raíz del impulso reformista de Maximiliano II Manuel como el complejo comenzó a parecerse a lo que es hoy: una muestra de lo que podría llamarse estilo barroco afrancesado. Las obras de ampliación de la villa fueron encargadas al arquitecto Enrico Zucalli, quien se puso manos a la obra en 1701. Por este tiempo, también, se encargó al paisajista y arquitecto Joseph Effner que diseñara los jardines.

Effner escogió inicialmente el estilo francés para diseñar los jardines del Palacio de Nymphenburg, Él fue también el encargado de diseñar dos pabellones barrocos que forman parte del recinto: el Pagodenburg y el Badenburg.

Del primero podemos decir que era un espacio pequeño que servía para que en él descansaran los jugadores que habían participado en una partida de “mailspiel”, una especie de juego propio de la época que, salvando todas las distancias, podía parecerse al golf actual.

Por su parte, el pabellón Badenburg contiene unos majestuosos baños inspirados en las antiguas termas romanas.

Pabellón del Palacio de Nymphenburg

Reforma del jardín y construcción de pabellones

Tras la construcción de los dos pabellones citados, nuevos monarcas y nuevos arquitectos fueron añadiendo nuevos espacios al conjunto. De entre todas esas incorporaciones arquitectónicas al Palacio de Nymphenburg podemos destacar las siguientes:

    • El Amalienburg, último pabellón de los jardines, añadido por el francés François de Cuvilliés bajo el mandato del emperador Carlos VII Alberto. El Amalienburg posee varias estancias que, decoradas en estilo rococó, son ciertamente espectaculares.
    • Reforma de la sala Fetsaal o Sala del Festival. Esta sala, conocida también como Sala de Piedra fue reformada durante la segunda mitad del siglo XVIII.

Salón estilo rococó

  • Decoración de la fabulosa sala rococó Wieskirche, adornada con frescos pintados por Joseph Batist Zimmermann. En dichos frescos aparece pintada la diosa Flora rodeada de ninfas.

El jardín, que había sido creado siguiendo el estilo francés, fue reformado y cambiado al estilo inglés.  Eso sucedió entre 1825 y 1848, que fueron los años del reinado de Luis I.

El jardín tiene más de 800.000 metros cuadrados de terreno y en él se encuentran los citados pabellones de Amalienburg, Badenburg y Pagodenburg, así como la Magdalenenklause o Ermita de la Magdalena, un templo de reducidas dimensiones con el que se pretendía armonizar las diversiones propias de la corte y lo que de contemplativo puede tener el sentimiento religioso. El jardín, cuya visita es de pago, solo está abierto en verano.

El fin de la casa de Baviera y de su reinado tras la Primera Guerra Mundial supuso que el palacio pasara a manos del Estado de Baviera, que es quien, a fecha de hoy, ostenta la titularidad del mismo y administra su explotación turística.

Salón del Palacio de Nymphenburg

Estancias del Palacio de Nymphenburg

¿Qué se encuentran los turistas que, visitando Múnich, se acercan al Palacio de Nymphenburg?

En primer lugar, varios pabellones cuadrados unidos entre sí por galerías rectangulares. En el ala norte del conjunto, el visitante encontrará dependencias de duques y príncipes electores de Baviera del siglo XVIII.

En el ala sur, dependencias construidas a lo largo del siglo XIX, es decir: durante el tiempo que Baviera tuvo el estatus de reino. Es en esta ala sur donde el visitante puede encontrar dos estancias especialmente destacables y simbólicas:

  • La Galería de Bellezas de Luis I. En esta galería, el visitante encontrará 36 retratos de otras tantas mujeres. ¿Quiénes son las mujeres retratadas en estos cuadros? Las mujeres que, en la corte de Luis I, eran consideradas las más bellas de su tiempo.
  • La habitación en la que, el 25 de julio de 1845, nació el rey Luis II de Baviera, a quien se le conoció como “el Rey Loco” y que fue el responsable de que se construyera el famoso castillo de Neuschwanstein o castillo del Rey Loco, uno de los más famosos encantos turísticos de Alemania.

En el centro justo del complejo el visitante encontrará la que es una de las salas más impresionantes del complejo, la ya citada Festsaal.

Uno de los lugares más destacados de este monumento muniqués es el Museo Marstall o Museo de las Caballerizas. Ubicado en una de las alas laterales del Palacio de Nymphenburg, este museo muestra algunos de los carruajes utilizados por la familia real bávara a lo largo de los siglos. En este curioso museo se pueden contemplar, por ejemplo, algunos de los carruajes que se hizo construir el rey Luis II para desplazarse por los Alpes o el que utilizó Carlos VII Alberto al ser coronado emperador.

En el Museo Marstall también pueden contemplarse algunos espectaculares trineos de estilo rococó.

En el mismo edificio en que se encuentra el Museo Marstall el visitante puede encontrar una valiosa colección de piezas de porcelana.