Los tiempos de post-guerra son siempre tiempos duros. Hay miseria y dificultades económicas. Algunas personas, por ejemplo, sueñan con tener algo más que una motocicleta pero no pueden tener un coche. Para esas personas fue una suerte que apareciera el microcoche al que vamos a dedicar este artículo: el BMW Isetta, el más popular de entre los coches tipo “burbuja” o “huevo”.
BMW tras la Segunda Guerra Mundial
No hace falta imaginar demasiado para hacerse una idea de cómo quedó Alemania tras la Segunda Guerra Mundial. Marcas como BMW, que, como se puede leer en nuestro artículo “BMW: de los orígenes de la marca a la Segunda Guerra Mundial”, se habían beneficiado del régimen nazi, salieron duramente perjudicadas.
Primero tuvieron que hacer frente al bombardeo de sus fábricas. Después debieron enfrentarse a las imposiciones de los aliados.
A pesar de ello, a mediados de 1945, apenas un año después de haber concluido la contienda, los EE.UU. concedieron a la firma alemana la autorización para reparar en Allach los coches norteamericanos que permanecían en suelo alemán y que se hallaban averiados.
Esa autorización no pudo ser cumplida completamente por la marca de Múnich. No en vano, sus equipos habían quedado muy dañados durante el período bélico.
Más de seis años después, en 1951, seguía siendo extremadamente complicado para la marca alemana reiniciar sus labores de producción. Pese a ello, ese mismo año la marca alemana presentó el BMW 501 o “Ángel Barroco” (llamado así por su combinación de clasicismo y modernidad).
Tras él, el 502, presentado en 1954 y caracterizado por poseer el primer motor V8 de aleación ligera, daba fe de la lenta pero inexorable recuperación de la marca.
El nacimiento del BMW Isetta
Iso Motor Italia fue la primera marca en presentar un vehículo como el Isetta. A raíz de una idea de Renzo Rivolta, dueño de Iso, el ingeniero aeronáutico Ermenegildo Preti diseñó lo que sería el Isetta. Este modelo fue presentado por vez primera en 1953. Preti, para diseñar este peculiar vehículo, se inspiró en un avión de carga de apertura frontal.
BMW, que vio cómo sus grandes vehículos no acababan de encontrar un hueco en un mercado aún no recuperado, vio en el Isetta una posibilidad de negocio.
Amoldarse a las condiciones del mercado es una de las máximas de toda empresa que se precie de estar bien dirigida y la firma germana siguió dicha ley al pie de la letra. Para ello, Eberhard Wolf, directivo máximo de la marca muniquesa, concretó un acuerdo de licencia con Renzo Rivolta, el propietario de Isomoto, tras contemplar en el Salón de Ginebra de 1954 el Isetta creado por Iso.
El vehículo que despertó el interés de la marca alemana era un vehículo cuyo frontal se abría hacia fuera y cuyo panel de instrumentos estaban fijados a la puerta. Ésta ocupaba todo el ancho del vehículo.
Tras los asientos (el Isetta era un coche construido para que viajaran solo dos personas), había espacio para la rueda de repuesto y para algo de equipaje.
Prestaciones del BMW Isetta
En virtud de dicho acuerdo, la empresa de automoción alemana pudo adquirir el nombre y las herramientas básicas necesarias para producir la carrocería del famoso coche-huevo. Así, la marca alemana fabricó el Isetta 250.
En este vehículo, el fabricante germano mantenía las características principales del modelo original (puerta frontal y 2,28 metros de longitud) e incorporaba un motor de 250 cc de cuatro tiempos procedente de las motocicletas de la firma alemana.
La marca alemana lanzó al mercado también un modelo equipado con un motor de 250 cc. Gracias a ese bloque mecánico, el Isetta podía alcanzar una velocidad de 85 km/h manteniendo un consumo de solo 3,8 litros/100 km.
Los motores que el fabricante alemán introdujo en este vehículo contrastaba con los motores que este peculiar coche había tenido en Iso. Hasta la firma de su contrato con BMW, Iso tenía en sus Isetta un motor de dos tiempos de dos cilindros con 263 cc y 9,5 CV. Posteriormente, Iso incorporó a sus modelos un motor de cuatro tiempos, monocilíndrico, de 250 cc y 12 CV.
En 1954, BMW puso en producción el Isetta. Su salida al mercado en 1955 fue un gran éxito. No en vano, con un precio de salida de 2.500 marcos alemanes, el “coche-huevo” de la marca alemana era un 30% más barato que el Volkswagen más barato.
El BMW 600
La mejora económica general, sin embargo, fue haciendo que poco a poco aumentara la demanda de coches mayores. Para intentar dar respuesta a esa demanda y, al mismo tiempo, aprovechar el tirón comercial del Isetta, la marca muniquesa lanzó al mercado el BMW 600 en 1957 y, un año después, un cuatro plazas que se convirtió en el producto número uno de la compañía, empezando a abandonar, poco a poco, la producción del Isetta. Éste, finalmente, dejó de producirse en 1962.
La historia comercial de BMW, sin duda, no habría sido la misma sin este modelo. Gracias a su éxito de ventas, la marca germana se colocó entre los cuatro principales fabricantes de vehículos. No en vano, entre 1954 y 1962 se produjeron más de 160.000 unidades en Alemania. Una cifra que da cuenta, bien a las claras, de la popularidad que tuvo el famoso “huevo sobre ruedas”.