Todos los logotipos y escudos tienen una historia tras ellos. El de una mítica marca automovilística como Porsche no iba a ser menos. Creado en 1952, el escudo de Porsche ha servido para realzar la innegable belleza de todos los modelos creados por la marca desde entonces.
Antes de él, automóviles legendarios como el Porsche 356 tuvieron que conformarse con llevar como logotipo el nombre de la marca en letras doradas. De hecho, Ferdinand, fundador de la marca, no llegó a conocer el logotipo Porsche. Murió el 30 de enero de 1951 a consecuencia de un accidente cerebrovascular y antes de que se creara el célebre logo.
Max Hoffman y el escudo de Porsche
Fue en el verano de aquel mismo año cuando Max Hoffman, distribuidor de coches europeos en Estados Unidos, visitó Alemania. Durante esa visita, Hoffman descubrió el 356, quedando prendado de él. La leyenda cuenta que lo vio circulando por una carretera alemana y que hizo todo lo posible para que el conductor de aquel deportivo se detuviera. Una vez lo hizo, Hoffman inspeccionó el coche por dentro y convenció a su conductor para que le llevara a dar una vuelta.
Hoffman volvió a Estados Unidos con varios datos apuntados en su agenda. Uno era el modelo de aquel automóvil que tanto le había gustado y el nombre de su fabricante. Otro, la sede social de la marca alemana.
Llegado a los USA, Hoffman contactó con Ferry, hijo del fundador de la firma germana. Hoffman invitó a Ferry a visitar Nueva York. Allí, Hoffman tenía el centro de su negocio y desde allí operaba con marcas como Mercedes.
Porsche en Nueva York
Ferry se desplazó a la Gran Manzana y fue en un restaurante de la ciudad donde mantuvo con Hoffman una animada conversación sobre la que era la gran pasión de ambos contertulios: los coches.
Cuenta la leyenda que fue en el transcurso de aquella conversación cuando Hoffman planteó a Ferry la necesidad de que aquella marca que fabricaba aquellos “coches pequeñitos de aspecto simpático con el motor atrás” tuviera su propio logotipo.
Para Hoffman, la existencia de un escudo de la marca podía determinar el que un coche fuera exportable a Estados Unidos o no. Las técnicas del marketing convertían en fundamental el hecho de que Porsche tuviera un logotipo que la identificara.
El primer escudo de Porsche
La respuesta del ingeniero y empresario alemán al comentario/propuesta de Hoffman pertenece también a la leyenda. “Si lo que necesitas es un distintivo”, dijo Ferry, “nosotros también podemos dártelo”. Fue entonces cuando Ferry pidió una servilleta y, sacando un lápiz de su bolsillo, empezó a dibujar.
Lo que Ferry dibujó fue lo siguiente: parte del escudo de armas del estado de Wüttemberg y, dentro de él, el caballo rampante de Stuttgart. Fue en esa ciudad alemana en la que nació la compañía y es en la que se encuentra, aún hoy, su sede y su museo.
Finalmente, y para completar el dibujo, el ingeniero y fabricante alemán escribió en la parte superior del escudo el apellido de la familia. Sobre el caballo rampante, que se hallaba en el centro del escudo, Ferry escribió el nombre de Stuttgart.
¿Cuánto tardó Ferry en dibujar el logotipo Porsche? Según cuenta la leyenda, dos minutos. Ése fue el tiempo que tardó Ferry Porsche en esbozar el logotipo de la marca en una servilleta de papel de un restaurante neoyorquino.
Esa servilleta, doblada y guardada en el bolsillo de Ferry, viajó hacia Alemania. Y en base a ella se creó el escudo que hoy lucen todos los automóviles de la marca.
Quien desee contemplar la mítica servilleta en la que Ferry dibujó el que había de ser el escudo de la marca puede hacerlo en el Museo Porsche. Si contemplas aquel dibujo realizado en un restaurante neoyorquino y el logotipo que luce cualquier automóvil Porsche fabricado tras 1952, verás que son absolutamente idénticos. Y es que el logotipo de Porsche no ha sufrido ninguna evolución en los últimos sesenta años.
El escudo de Ferrari
En el mundo del automovilismo siempre se ha comentado que resulta muy curioso que dos primeras marcas del mundo del automóvil como son Porsche y Ferrari tengan en su logotipo un caballito rampante. El origen del caballo rampante de Ferrari, sin embargo, no tiene nada que ver con el de Porsche, ni viceversa.
Ferrari cuenta que la existencia del ‘cavallino rampante‘ en sus carrocerías es debida a Francesco Baracca, aviador italiano y héroe de la Primera Guerra Mundial que tenía pintado en el fuselaje de su avión un caballito rampante.
Baracca, tras conseguir grandes victorias para su país, fue finalmente derribado en una batalla. Años después, en 1923, sus padres, el conde Enrico Baracca y la condesa Paolina Biancoli, conocieron a Enzo Ferrari en Rávena, tras la celebración de una carrera.
Paolina Biancoli, recordando a su hijo, pidió a Ferrari que utilizara el caballo negro que su hijo había llevado en su fuselaje para crear el escudo de Ferrari. “Le traerá suerte”, dijo la condesa al creador de la “Scuderia”.
Éste hizo lo que la condesa le pidió y colocó el famoso caballito rampante sobre un fondo amarillo (el amarillo era el color de Módena, ciudad natal de Ferraro) y junto a las bandas horizontales con los colores de la bandera italiana.
¿Por qué llevaba pintado Francesco Baracca ese caballito en el fuselaje de su avión? Hay quien dice que porque era buen jinete y pertenecía al cuerpo de caballería. Otras fuentes opinan que lo tomó prestado de un aviador alemán al que derribó en una de las batallas en las que participó.
Quienes defienden esta segunda teoría sostienen que el aviador alemán derribado por Baracca era natural… de Stuttgart. Como Porsche.