En nuestro anterior artículo sobre la historia de la marca de automóviles Opel apuntábamos cómo la década de los veinte finalizaba para la marca alemana con su entrada en bolsa y con la compra del 80% de sus acciones por parte de General Motors. La llegada de la nueva década, por su parte, supuso la compra del 20% restante de las acciones de Opel por parte de la multinacional estadounidense. En este artículo vamos a conocer una de las grandes creaciones de la firma germana: el camión Blitz.

También profundizaremos en el tipo de relación que la marca alemana mantuvo con el régimen nazi y en cómo vivió la Segunda Guerra Mundial.

El camión Blitz: Opel y el nazismo

En estos años, la firma producía el famoso camión Blitz. También fue el primer fabricante en establecer una escuela de formación post-venta.

Blitz en alemán significa rayo. Al dar dicho nombre a ese camión al empezar a producirlo en 1930, Opel convertía el rayo en símbolo fundamental de lo que iba a ser su logo.

Llegado el año 1934, la marca alemana ofrecía cuatro versiones del modelo básico del Blitz, un camión que pesaba una tonelada, y catorce versiones del modelo superior, que salía al mercado con 2 y 2,5 toneladas.

Cuando llegara la Segunda Guerra Mundial, este vehículo se convertiría en un camión especial para el régimen nazi. No en vano, las autoridades del régimen de Hitler ordenarían que la producción del famoso camión se realizara en una factoría de Brandeburgo. Allí, y para proveer de vehículos al ejército alemán, se llegaron a fabricar 130.000 Opel Blitz hasta 1944.

Paralelamente a la fabricación de este famoso camión, la firma alemana presentó también el Opel Olympia. Este modelo fue el primer vehículo alemán que presentaba de serie carrocería y bastidor integrales de acero. Gracias a ello, el Olympia podía pesar menos y tener una mayor seguridad pasiva.

Opel Olympia

El Olympia, además, se construía empleando un nuevo procedimiento de montaje en cadena y gozaba de una mejor aerodinámica.

Gracias a la constante renovación tecnológica y a la aplicación en todo momento de los sistemas de producción más avanzados, Opel consiguió convertirse en la primera marca alemana en superar la cifra de los 100.000 vehículos fabricados anualmente.

El primer Opel Kadett

En 1936, la firma de Rüsselsheim lanzó al mercado la primera generación del que estaba llamado a ser, hasta la llegada del Opel Astra en 1991, el superventas por excelencia de la marca alemana. Estamos hablando del Opel Kadett, un vehículo que vio la luz con un motor de 1074 cc y que se convirtió, rápidamente, en todo un éxito de ventas.

Líder en el país, en 1940 se habían vendido 107.608 Kadett’s en todas sus versiones.

Opel Kadett

En 1937, la firma germana decidió dedicarse en exclusiva a la fabricación de vehículos a motor. Fue entonces cuando decidió vender la división de bicicletas, que aún mantenía, a la empresa NSU.

El crecimiento de la firma permitió a la empresa alemana emplear a más de 25.000 operarios al llegar el cambio de década. Fue precisamente en ese momento, en 1940, cuando llegó a fabricar su coche un millón.

Fue un Opel Kapitän, un coche de lujo del segmento E que la marca había empezado a fabricar dos años antes y que había sido presentado en el Salón del Automóvil de Ginebra en la primavera 1939.

Opel durante La Segunda Guerra Mundial

El estallido de la Segunda Guerra Mundial impactó de lleno, como no podría ser de otro modo, sobre el funcionamiento y la historia de todas las marcas automovilísticas alemanas. Opel, en ese sentido, no fue una excepción.

Para empezar, y atendido a una directiva del régimen nazi, la firma alemana suspendió la producción de turismos para dedicarse a producir, aparte de los camiones Blitz, cabinas de mando, depósitos de combustible antibalas para aviones de combate y trenes de aterrizaje. En las factorías de la firma se fabricaron bombarderos Ju-88 y componentes para tanques y submarinos.

Blitz

El cambio de tipo de producción de la marca del rayo convirtió sus instalaciones en objetivo militar para los aliados. Así, el avance de la guerra resultaría catastrófico para el fabricante germano: la factoría de Brandeburgo fue reducida a escombros y la de Rüsselsheim sufrió graves daños debido a los bombardeos de las tropas aliadas.

Finalizada la contienda, la maquinaria utilizada para el montaje del Kadett fue trasladada a la URSS en concepto de reparaciones de guerra. Dicha maquinaria sirvió después de base al régimen de Stalin para fabricar el Moscovitch 400.

Opel, sin embargo, gozaba de músculo suficiente como para recuperarse rápidamente del desastre. Sin ir más lejos, un año después de finalizada la contienda ya había lanzado al mercado un Blitz de 1,5 toneladas y en 1947 ya había retomado la producción de vehículos comerciales.

Los años cincuenta y sesenta dejarían constancia del imparable resurgir de la marca y del lugar estelar que iba a ocupar en la industria automovilística alemana de las siguientes décadas.